de hombros descubiertos, jeans ajustados y zapatillas coloridas. En su talón derecho se advierte un tatuaje. Pasada media hora, Leda Bergonzi para de cantar y su equipo (Comunidad Soplo de Dios Viviente) comienza a ordenar en filas, frente al altar, a una porción de los miles de asistentes. Mientras continúa la música, camina, ora e impone las manos a cada una de las personas. Algunas caen de espaldas, otras lloran, se abrazan, piden que rece sobre las fotos de sus familiares... La tónica es la misma. Canta y ora tocando la cabeza de cada uno, incluidos guardias, personal municipal y policías. Todo acaba pasadas las 2 de la madrugada. Dos días antes había ocurrido algo similar en el Templo Votivo de Maipú. Al mediodía, Carabineros de Chile ya estimaba seis mil perso-nas. Llegaron, finalmente, más de 10 mil. Toda una paradoja cuando muchas iglesias capitalinas apenas reciben fieles los domingos. Grandes interrogantes El fenómeno de Leda Bergonzi abre grandes interrogantes. De par-tida, ¿está respaldada por la Iglesia Católica? La respuesta la dio el propio arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, en un comunicado publicado en septiembre de 2023: “Este es un fenómeno religioso que se da dentro de la Iglesia Católica, donde hay diversas expresiones y grupos. Uno de esos, de carácter caris-mático, es la comunidad Soplo de Dios Viviente. Está configurada como un grupo de oración y evangelización. Esta comunidad viene desarrollan-do sus actividades desde hace ocho años, siempre acompañada por un sacerdote del clero diocesano de Rosario”. Agrega: “La Iglesia de Rosario, viendo los buenos frutos que produce en mucha gente, acompaña este fenómeno para ir discerniendo la pro-fundidad y solidez del mismo”. Entonces, otra pregunta: ¿Sigue ocurriendo la sanación física en la Iglesia tal como sucedía en los primeros años del cristianismo?